CALENDARIO

Funciones en el Teatro de La Abadía desde el 27 de Marzo al 1 de Abril.

ACERCA DE LA OBRA

Unas breves palabras sobre la obra que representamos.

¿DE QUÉ VA EL MISÁNTROPO? ¿LLEGARÁ AL PÚBLICO?

En una primera lectura rápida la obra es una crítica de costumbres a la falsedad de las relaciones laborales, los intereses en las relaciones afectivas y el juego del poder.

SOBRE EL ESCENARIO...

Gracias a la mirada de Lucía Baños tenemos la suerte de poder disfrutar de estas imágenes en La Cabrera.

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martes, 21 de junio de 2011

Dos abanicos o una muñeca rusa


16.Molière no explica de dónde viene la violencia del misántropo. Lo irracional de su conducta lo hace interesante. De la misma forma ocurría en “Dejad de quererme” (ver entrada 2ª de este blog; 28 de marzo); la película fluía cuando nada era explicado. Ocurre con frecuencia en el teatro: cuanto mayor artificio, mayor verdad.
La suma del nuevo tema de nuestra versión contemporánea (el final de los ideales de juventud) al tema del original (la lucha entre conformismo e inconformismo y la hipocresía social), ¿enriquece un tema al otro o empobrece la función? ¿Da claves luminosas o hace explícita la conducta del protagonista? ¿Qué aporta y que sustrae a la obra? ¿Es una muñeca rusa en la que una perspectiva microscópica (la de Max consigo mismo) está dentro de la otra, más periférica (la de Max en sociedad)? ¿O son dos abanicos los que se abren incompatibles, agarrando a trasmano al espectador y provocándole confusión?
Si la edad, (la crisis de los 40), si el estar dolido (porque no le ha ido bien en la vida) es lo que explica todo el exabrupto del protagonista, entonces la suma de los 2 temas es una elección equivocada.
Si por el contrario ambos temas, (el tema de la necesidad de acabar con el engaño de la sociedad, y el tema de la necesidad de dejar de engañarse a sí mismo) se interrelacionen, entonces iluminará uno al otro y la obra cobra profundidad.

sábado, 11 de junio de 2011

Mantener vivo el peligro de la función

16.Estos días ha saltado en la prensa el escándalo de Dominique Strauss-Kahn, presidente del FMI. Más allá de lo cierto o falso de las acusaciones, lo que me interesa del asunto es la capacidad –hoy como ayer- de “matar” socialmente la reputación de una persona.
Molière trata en El Misántropo el daño irreparable que puede provocarse sobre una persona, enviándolo al limbo social (en la obra, Alceste está pendiente de un juicio por difamación). El protagonista se la juega diciendo las verdades. Por muy ridículos que sean los marqueses, son gente cercanas al poder y peligrosos si se decidieran a perseguirle. Esta dimensión se ha de tener muy en cuenta en cualquier traslación de la obra al mundo contemporáneo: es una circunstancia límite en la obra. La denuncia de la hipocresía puede ser letal para el personaje, puede dejarle sin trabajo, sin amigos, sin dignidad. Ese coraje de Alceste-Max que, a pesar de todo, se atreve a jugar con esos límites, es lo que enamora a Eliante- Mahue.

viernes, 3 de junio de 2011

El misterio-Misántropo



15. La semana pasada hablábamos de la condición imprevisible del teatro. También de la necesidad de mantener vivo el misterio en las conductas humanas para el interés artístico.
Molière nos escamotea los motivos de la misantropía de su personaje. Ni le interesa ni nos explica qué le ha pasado a Alceste. Esa es su fuerza, el guardar en la recámara cualquier explicación. Alceste es universal porque permite interpretaciones diversas. A lo largo de la historia se ha querido ver en él, desde un héroe revolucionario, en la época romántica, hasta un elitista con marcado sentimiento de clase, por los marxistas. Y Molière parece decirnos como el maestro sufí: “Está tu verdad; está mi verdad. Y está la verdad”. El artista Molière, en sus mejores creaciones, plantea fantasmas en los que caben todas las contradicciones. Porque tan lógico es sentirse cerca del inconformista que se salta todas las reglas, como es natural la antipatía por quien no hace sino quejarse y se aparta de todos por considerarse superior al resto. Y tan plausible es sentir lástima por la víctima, como desear distanciarse de quien busca la animadversión de todos, y hasta su propio castigo. Pero, ¿cómo es posible que un personaje tan desagradable, con esa naturaleza caprichosa y violenta, concite la fascinación de las 3 féminas en la función? ¿Qué hace de Celimène una mujer tan irresistible, rozando los peligros que pueden provocar perder el favor de su público? He aquí algunas jugosas preguntas para autor, director y demás intérpretes. Su misión, creo yo, es cuidar que estas preguntas permanezcan vivas en la mente del espectador. Cualquier versión que intente igualar el interés que plantea Molière debe velar por tensar el hilo de estas paradojas, por hacer vivir esta variedad de colores.
El peligro de cualquier acercamiento contemporáneo a este clásico proviene de lo explicito de las motivaciones, del exceso de sicologismo y la búsqueda de identificación del espectador. Si tan comprensibles son las conductas, se acaba perdiendo la vibración en el espectador. En mi re-escritura busco, versión tras versión, provocar grietas en la convicción del espectador. Porque esta es la grandeza del arte: el misterio que hará seguir tratando de desentrañar el alma humana, tan verdadera e inasible en la ficción como en la vida.